Autor: José Orlando
"Mayo de 1995 fue un mes lleno de significado para mi vida y la de mi esposa. Fue el momento en que, ya siendo miembros activos de una comunidad católica, formalizamos nuestra alianza con Dios. Fue un momento emocionante y lleno de esperanza, ya que marcó el inicio de una relación más profunda con Dios y con los miembros de nuestra comunidad. Desde entonces, hemos construido fuertes relaciones con otros miembros y hemos visto cómo nuestra relación con Dios se ha consolidado cada vez más.”
Se preguntarán porque está entre comillas? Ese texto es generado por una inteligencia artificial (chat GPT) que le di cierta información del evento y le pedí que me ayude a crear una introducción a esta historia que quería compartirles.
Era un sábado 6 de mayo de 1995, nos preparábamos para hacer nuestra primera alianza con la Comunidad, en ese tiempo Jesús es el Señor Guayaquil. La ceremonia fue muy solemne, cargada de momentos emotivos. Unos de esos momentos, es cuando el Ministerio de Música tocó la canción Oh Israel (les dejo el link al final) cuya letra está cargada de mensajes muy esperanzadores, del amor infinito de Dios para su pueblo. 28 años después me sigue generando reacciones positivas en mi vida.
La letra decía que somos pecadores, pero que vengamos a formar parte de su pueblo, que nos iba a perdonar nuestros pecados. Se imaginan lo impactante de esa canción en ese contexto, de una primera alianza de una jóven pareja (en ese tiempo la pareja más joven de la Comunidad) haciendo una alianza con el Señor y con otros hermanos.
En otra estrofa decía que la hará “su esposa para la eternidad”, refiriéndose a la iglesia, su pueblo, para toda la eternidad, por que nos ama con fidelidad, quitará nuestra iniquidad y viviremos por él.
La canción recuerda que el amor de Dios no fallará, que será fiel para siempre. Es una de mis canciones preferidas por lo que significó en ese momento y por que lo sigue significando ahora.
En ese tiempo la Comunidad era pequeña en número de miembros, eso facilitó generar relaciones fuertes entre nosotros, relaciones que se mantienen a pesar del tiempo y de que algunos de ellos ya no están en la Comunidad.
Esta primera alianza nos marcó el sendero en nuestro caminar en el Señor y en la vida comunitaria. El Señor utilizó a varias personas (a las que apreciamos profundamente) para guiarnos como pareja para mantenernos el grupo de matrimonios (Unidos en Cristo) y luego en la Comunidad.
Exhorto a las personas que realizan alianzas o compromisos en sus grupos, vivirla con intensidad, con fe, con la convicción de que ese pueblo es de Dios, pero que está formado por hombres que el mismo ha llamado, pero que su condición humana limitada no le permite ver toda su grandeza.
El amor de Dios es y será para siempre.
Amen
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