Nataly de Sánchez
Mi esposo (César Sánchez) viaja constantemente a provincias por la actividad de nuestro trabajo,
aquel día viajaba a Santo Domingo. Cada vez que viaja se lo encomiendo a Mi
Señor y sello su viaje con su
preciosísima Sangre de Cristo, de igual manera él lo hace al momento de subirse
en el carro de la cooperativa que le toca.
A
las 2:19 de la madrugada del
23 de Febrero del 2010, recibí una llamada de mi hermano que me avisaba
que el carro en que iba César se había chocado, y sabia que Felipe, quien
lo acompañaba para ayudarlo en la gestión tenia rota la cabeza. La verdad es que me puse un poco nerviosa sin
saber qué hacer, yo estaba sola en casa, él se encontraba a 3 horas de la
ciudad a la altura de Ventanas (Guayas).
Solo cerré mis ojos y dije: Señor Guíame qué debo hacer.
Así
que fui a ver a mi hermano para que me
acompañe, y nos fuimos a verlo en mi carro. Las piernas me temblaban, pude
contactarme con mi esposo y me tranquilice al escucharlo, pero también pensé
que a lo mejor no quería preocuparme. Antes de salir llamé a la responsable de mi grupo
comunitario, le comunique lo sucedido y le pedí que oraran por mi esposo.
Fueron las 3 horas más largas de mi vida, un viaje con lluvia, fuertes
relámpagos y sin estar segura cuál era la vía correcta para llegar, solo iba
alabando a mi Señor, cantándole aún con mi voz que se quebraba a ratos, pero la
alabanza me daba fuerzas, fe y confianza que iba a encontrar a mi esposo sano y
salvo.
Cuando
iba llegando al lugar y vi el carro volcado y destrozado pude imaginar la
magnitud del accidente, pero cuando vi a mi esposo, pude ver el amor, la
misericordia, la protección y la fidelidad infinita de mi Padre.
Hermanos,
proclamo que la Sangre Preciosa de Cristo tiene poder. Hubo muchas personas con la clavícula
rota, inconscientes, personas con vidrios clavados en la espalda, sangre por
todo lado, etc., fue un accidente con mucho que lamentar, solo 4 personas: 2 niños recién nacidos, un joven
y mi esposo, estaban ILESOS para la Gloria de Dios, ni los lentes que los
llevaba puestos se rompieron. Tenía algunos golpes y raspones pero está Vivo
gracias a aquel que nos ama.
Gracias
también a mis hermanos comunitarios por sus oraciones, la mejor arma para
luchar en la batalla.
Sigamos
intercediendo para que su Sangre preciosa nos siga
protegiendo. ¡Que así sea! Amén.
Actualización Jun-2021:
Han pasado 11 años de aquel accidente y sigo dando gloria a Dios por la proteccion para mi esposo y mas aún en esta epoca de pandemia que ha sido de mucho riesgo viajar a provincias muchas de ellas siendo centros epidemiologicos y en trasporte de cooperativa; sigo sellando y cubriendo con la Sangre Preciosa de Cristo a mi esposo y aunque la frecuencia de viajes se ha tenido que intensificar por cambios internos del negocio, Dios ha obrado un milagro en el y lo ha protegido incluso del covid. Solo Dios lo puede hacer, su Misericordia es infinita.
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