miércoles, 31 de agosto de 2022

Recurrí al Señor, y Él me contestó!!!

 Autora: Landy de De La Rosa

Deseo comenzar mi testimonio con un versículo del Salmo 34: 4 que dice:

“Recurrí al Señor y el me contestó”. Queridos hermanos, así fue, El Seños me respondió.

Mi esposo Julio De La Rosa, proveedor de una familia constituida por cinco personas, a raíz de la pandemia quedó desempleado un año y cinco meses. Ante esta situación, el mantenerme fiel para el Señor durante este tiempo no fue fácil, porque empecé a cuestionarme, sin embargo, día a día Él nos decía que sigamos confiando en sus promesas, su fidelidad y su providencia para nuestro hogar.  Y que, aunque no veamos venir nada, sigamos confiando en Él. Y así vivimos con mucha alegría y esperanza un día a la vez.

En noviembre del 2021, en esos días agotadores, donde uno siente que ya no puede más, y que definitivamente el Señor debe llevar por completo tu carga, me concedió un trabajo presencial medio tiempo como se lo estaba pidiendo en oración y Él me escuchó,

Recibí la llamada de la Sra. Olga Solís, Gerente General de la empresa Limerin S.A., donde yo había laborado durante 11 años y a la que tuve que renunciar por cuidar a Natalia, mi hija mayor. Ese día fui a visitarlos para ver en que los podía ayudar, y para la Gloria de Dios, me quedé trabajando con ellos. Y aunque era por un mes, decidimos tomarlo por la situación económica que estábamos pasando y seguir confiando en el Señor.

En ese mismo día, al llegar a casa, mi esposo me cuenta que lo llamaron de la empresa NOVARED a indicarle que él era el candidato escogido para el cargo de jefe de producción, y que debía acercarse en horas de la tarde a ultimar los detalles. Por lo tanto, aquel Dios de los imposibles, nos concedió trabajo a ambos. Obviamente había una decisión nueva que tomar, yo tenía que comunicar en Limerin S.A., que nos les podía seguir colaborando porque mi esposo ya había conseguido trabajo y yo me quedaría en casa cuidando a nuestras dos hijas.

Entonces, llegué al siguiente día a la empresa y con mucha pena le comuniqué la noticia a mi jefa, sin embargo, una vez más el Señor sale a favor nuestro, mi jefa me dice: “No importa Landy, no me deje votado el trabajo, hágalo virtual desde su casa y cuide a sus hijas. Dios conoce la intención de su corazón con sus hijas y Él la va a premiar”.

Y como les comenté, el trabajo era solo por un mes, pero como soy consentida del Señor y Él cuida de sus hijos, a la fecha tengo diez meses reintegrada laboralmente y me hicieron la propuesta que, cuando mis hijas ingresen a clases presenciales, yo labore medio tiempo, y así lo estamos haciendo desde el mes de mayo. Además, se llegó al acuerdo en que. si hay alguna situación con mis hijas o vacaciones escolares, yo haga el trabajo virtual desde mi casa. Nos estamos adaptando y nos ha funcionado muy bien.

Es mi deseo darle gracias a Dios por su Providencia, por sostenernos, por darnos alegría en medio de la tribulación, por ese don de austeridad, que es un don de santidad, y no es fácil de llevar, pero seguimos confiando y como dice su palabra “Prueben y vean que el Señor es bueno” Salmo 34, 8.

Para Gloria y honra de Dios.

 

lunes, 29 de agosto de 2022

Desbloqueando el corazón

Autora: Andrea Avilés S.

"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. 2 Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. 3 Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. 4 Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. 5 »Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada. 6 El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego. 7 »Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará. 8 En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos." Juan 15, 1-8

Hoy en día es mucho más evidente reconocer los espacios donde Dios no está presente, ya sea en las ideas acerca de la feminidad, en las leyes, en los contenidos que vemos y leemos, en los lugares donde trabajamos o estudiamos, etc. Así mismo, hay espacios en nuestro corazón donde Dios no habita totalmente. No lo dejamos por varias razones, porque no lo dejamos, no lo vemos, por miedo a entregarle algo que consideramos importante, porque estamos heridas y no queremos enfrentarnos al dolor o simplemente porque no queremos o pensamos que no estamos listas, pero, Dios quiere conquistar nuestro corazón todo el tiempo.

Hace más de 1 año, en medio de la pandemia y lejos de mi país, descubrí que existían áreas en mi vida que no estaban en orden y otras que estaban causando dolor en mí porque no me daba la oportunidad de sanar en el nombre de Jesús, pues me costaba mucho hacerlo, y sin embargo, luego de varios meses accedí a dejarlo entrar y permití que actúe en mi corazón.

“Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más.”

Es así como me he sentido en todo este tiempo, justamente “limpiándome”, “desbloqueando” todas las barreras que yo ponía para no dejar que entre en mí y de esta manera sentirme libre de amar y en esa medida abrazar el plan Él tiene conmigo.  Este proceso me ha servido para aprender que, si no estoy sostenida de Él, nada puedo Ser ni Hacer; y que si no lo dejo podarme como debe ser, no seré plenamente feliz y libre.

No es fácil abrirse ni confiar en un proceso que de alguna forma genere dolor, pero en medio de eso me ha servido recordar a quién le estoy dando mi corazón, entonces ¡Vale la pena hacerlo! No estamos solas, Jesús ha prometido quedarse y darnos más de lo que nos imaginamos, si abrimos nuestros sueños, planes, heridas, situaciones de pecado, etc. que llevamos en nuestro interior.

“Señor, quiero entregarte mi corazón y todo lo que hay en él, ayúdame a abrirme a ti y a tus planes, hazme nueva y habita eternamente en mí. Te pido la gracia para confiar en ti y enfrentar las áreas que quieres reconstruir. Gracias por tu amor y paciencia”.

Amén

 

Bibliografía:

Hechos de los Apóstoles 9, 26-31

1 Juan 3, 18-24


 

Caminando con esperanza

 Autora: Andrea Avilés S.

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás y María Magdalena"

"Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:

—Mujer, ahí tienes a tu hijo.

Luego le dijo al discípulo:

—Ahí tienes a tu madre.

Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa“

No es extraño que en nuestra vida se presenten dificultades, pruebas que nos aterrizan a la realidad, situaciones que no imaginamos nos sucedería o momentos desérticos en la parte espiritual, que nos cuesta atravesar; sin embargo, en todas ellas somos sostenidas por la cruz de Jesús.

Nuestra esencia humana, permite que constantemente busquemos la seguridad personal en todas las áreas de nuestra vida como trabajos, estudios, personas que queremos, sueños, etc. y cuando esto cambia de una forma que no queremos ni esperamos, perdemos la paz y esperanza.

Hace varios meses muchas circunstancias a mi alrededor cambiaron, pues con mi familia atravesamos pruebas económicas y esto me llevó a tomar la decisión de trabajar y estudiar.

Todo lo dicho provocó que dejara a un lado situaciones que abonaban a la seguridad de mi vida espiritual como, por ejemplo, el apostolado, reuniones con mi grupo católico, el tiempo con amistades santas y mi vida de oración, que ya no era la misma. Cuando mi vida dependía de todos estos detalles, me sentía sostenida y, en el momento que me distancié por las circunstancias mencionadas, me quedé sin nada, prácticamente estaba sola y sin la compañía de nuestro Señor.

Todo lo narrado me regaló un lindo aprendizaje: “Que, aunque siempre existan buenos momentos, no puedo sostenerme totalmente en ellos”. Y hasta hoy me queda el legado que Jesús empezó a enseñarme que Él es mi único sostén y que lo más seguro que tengo es conocer que Él sabe más que yo”. Así como, María quien permaneció fiel en lo que entendía y lo que no entendía. “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena” (Juan 19:25).

Cuando leo esto pienso que no estoy sola, que mi madre María y otras mujeres antes de mí, confiaron en los planes de Dios y en que las situaciones difíciles siempre tienen un propósito. Además, permitieron que Jesús, aunque estuviera en la cruz, les regalara esperanza y paz para seguir caminando.

Señor, ayúdame a mirar tu cruz y a confiar en tus planes, ayúdame a sostenerme en Ti y no solo en lo que me rodea. Señor, recuérdame siempre que nada puede pasarme que tú no quieras; pon en mi corazón esperanza y paz, y que el desánimo nunca me gane.

Alcánzame siempre Jesús, Madre quédate siempre con nosotras.

Amén.


Bibliografía:

Primera lectura: Ecl (Sir) 24, 1-2. 5-7. 12-16. 26-30

Salmo: Sal 33, 2-3.4-5. 10-11. 12-13

Segunda lectura: Gálatas 4, 4-7

Evangelio: Juan 19, 25-27

Mi Primera Alianza

Autor: José Orlando "Mayo de 1995 fue un mes lleno de significado para mi vida y la de mi esposa. Fue el momento en que, ya siendo miem...